miércoles, 5 de octubre de 2011

DIFERENTES CULTURAS DE BAJA CALIFORNIA


De acuerdo a la información obtenida en los censos comunitarios del Instituto Nacional Indigenista (INI) en Baja California, en los cinco municipios de la entidad existen núcleos de población indígena nativa o migrante que en conjunto suman 76 mil personas.

La población indígena nativa en el Estado es de alrededor de 1 mil 963 personas, localizadas e integradas en los pueblos Cochimí (483) en Ensenada; Kumiai (585) en Tecate y Rosarito; Paipai (508) en Ensenada; Cucapá (300) en Mexicali, y en menor número, por el de la comunidad Kiliwa (87) en Ensenada, todos provenientes y descendientes del tronco Yumano.

Estos pueblos se encuentran distribuidos en 3 comunidades y 5 ejidos legalmente reconocidos, y en 5 asentamientos con tenencia irregular de la tierra, principalmente en los municipios de Ensenada (Cochimíes, Paipai y Kiliwas), Mexicali (Cucapás) y en Tecate y Rosarito los Kumiai.

La superficie de estas comunidades es de cerca de 302 mil hectáreas incorporadas al régimen comunal, en muchos de los casos las comunidades han sido divididas, desplazadas y se les ha limitado el acceso al uso y aprovechamiento de sus recursos naturales.

Las principales actividades se concentran en la ganadería y la agricultura convencional, actividades como la pesca y la minería son también aspectos importantes del quehacer de la comunidad Cucapá, así como la Kiliwa en Arroyo de León que realizan la recolección de jojoba y palmilla.

Cabe señalar que los pueblos indígenas nativos del Estado han conservado fuertes vínculos con sus hermanos indígenas establecidos en los Estados de California y Arizona, interrelación que les ha permitido permanecer como culturas, conservando algunas de sus tradiciones como eventos ceremoniales, danzas y cantos.

De acuerdo a recientes investigaciones, se estima que en Baja California se asientan más de 55 mil indígenas migrantes y residentes, mayoritariamente de los pueblos mixtecos, triquis, zapotecas, pero también nahuas, asentados principalmente en el Valle de San Quintín y Maneadero del Municipio de Ensenada y 19 mil en las colonias de Tijuana.

Los indígenas migrantes que residen actualmente en el municipio de Ensenada se distribuyen principalmente en los asentamientos del Valle de San Quintín, Vicente Guerrero, San Vicente, Chapultepec, Maneadero, El Zorrillo y la Colonia 89. Se estima que en el Valle de San Quintín se concentra el 89% de la población migrante del municipio, el resto se distribuye en los demás asentamientos del municipio. Los campamentos están ubicados en terrenos pertenecientes a las empresas agrícolas y aún con avances significativos, persisten varios conformados por galeras divididas en cuartos hasta de 3x3 metros, en su mayoría de piso de tierra y sin ventilación , en los que se concentra más de una familia generalmente.

La mayoría de las colonias donde residen los indígenas tienen problemas de regularización de la tierra, muchas carencias de agua potable y drenaje, revestimiento de calles, energía eléctrica, y servicio de recolección de basura entre otros, por lo que se presentan focos permanentes de contaminación e infecciones gastrointestinales, respiratorias y de la piel, enfermedades frecuentes en la población indígena. Existen problemas graves de desnutrición en niños y adultos a los que se les suman brotes de tuberculosis, padecimiento erradicado en la mayor parte del país.

Una buena cantidad de niños carece de actas de nacimiento, lo que les impide acceder al sistema de educación básica. El horario del jornal en el campo obstaculiza que las madres lleven a sus hijos a la escuela que, por lo general, se encuentra lejos de las colonias. La atención médica es negada en muchas ocasiones, ya que sólo el trabajador tiene acceso al seguro social y el resto de la familia queda completamente desprotegida.

En la ciudad de Tijuana los indígenas se concentran en doce asentamientos de la zona urbana de dicha ciudad: Ampliación Obrera, Hidalgo, Morelos, Anexa México, Reforma, Valle del Rubí, La Esperanza, Lomas Taurinas, Aeropuerto, Centro Urbano 7076, Libertad, Reacomodo y Sánchez Taboada.

Todas estas colonias son núc leos urbanos marginales ubicadas en la periferia de la ciudad, que ha crecido a la sombra del flujo migratorio. Las posesiones precarias han generado viviendas construidas con material de segunda mano y desechos de materiales como cartón, madera usada, llantas, plásticos y todo tipo de material. Estos conjuntos de asentamientos reflejan marginación y rezago de servicios.

(Datos de la Secretaria de Desarrollo Social de Baja California).

LOS CUCAPÁ



Los cucapá habitan principalmente en la comunidad El Mayor, en el km 60 de la carretera Mexicali-San Felipe. Otrso están dipersos en el Valle de Mexicali (colonias Mariana y Zacatecas, ejidos Saltillo y Cucapá Mestizos y Poza de Arvizu, al sur de San Luis Río Colorado). Dedicados a la agricultura desde hace aproximadamente mil años, perdieron sus tierras a finales del siglo pasado cuando el gobierno de Porfirio Díaz concesionó grandes extensiones a Guillermo Andrade, que después pasaron a poder del Colorado River Land Co. Los cucapá se conviertieron entonces en leñadores, pizcadores y peones . La inundación que sufrió el Valle de Mexicali en 1978 llenó de agua la Laguna Salada y otros bajíos cercanos a su comunidad, de modo que hasta 1989, en que esos depósitos se secaron, estuvieron dedicados a la pesca. Su régimen de propiedad es comunal. En 1973 se les titularon 143 072, ha de terrenos áridos, arenosos y pedregosos, entre ellos los correspondientes a al Sierra Cucapá y a la Laguna Salada, sin un solo palmo cultivable. Hay en esa extensión grafito, cal, yeso, cristal de roca, azufre y material pétreos, aunque inexplotados por falta de recursos económicos y ténicos.
En general, los grupos indígenas pierden cada vez más las manifestaciones de su propia cultura, pues carecen de educación bilingüe y bicultural a excepción de los Kiliwa, todos cuentan con escuela primaria, atendida por uno y hasta tres maestros. En San Antonio Necua está en obra un programa de rescate cultural; entre otras acciones, la señora María Emes enseña a los niños música y danza cochimí.